domingo, 21 de noviembre de 2010

Rincones del mundo


No siempre es necesario ponerse de los nervios buscando vuelos, preparando maletas e intentando llegar a tiempo al aeropuerto, para conseguir hacer un viaje que acabará con unas estupendas fotos que enseñar a los amigos. No hace falta irse lejos, siempre podemos empezar a conocer nuestras propias ciudades.
Con poco más de dos meses a sus espaldas, Parque Europa es una excelente elección para ir a pasar una tarde -eso sí, siempre y cuando haga buen tiempo-. Situado en Torrejón de Ardoz, en el Paseo de los Cipreses, podemos encontrar en un terreno de 233.000 metros cuadrados, diferentes reproducciones de monumentos emblemáticos europeos. Con una espectacular entrada con forma de puerta de Brandemburgo, podrás disfrutar de un viaje por Europa en cuestión de unas horas. Berlín, Londres, París, Bruselas, Roma... Desde luego, no tiene precio hacerse una foto en la que se dude si estás en Copenhague o bajo el puente de Londres. Eso sí, recomendación personal: id entre semana, con tiempo suficiente para que no se vaya el sol y con la batería de la cámara de fotos a tope.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Corta el viento hacia proa


Una pequeña barca, no muy consistente, ha llegado a mar adentro manteniéndose a flote. Ha sobrevivido dandos tumbos en el mar, aguantando las fuertes oleadas de viento que arrasan de norte a sur. Logra llegar a islotes cada cierto tiempo, donde sus navegantes reposan y consiguen algo de fruta para seguir adelante, pero sólo durante otro viaje marino, hasta la siguiente isla. Su destino es llegar a puerto, pero tiene que recorrer medio mundo para ello. Sólo necesitan vitaminas, y saber mantener el equilibrio de las velas... a día de hoy, viento en popa. Pero a veces, parece que corta hacia proa...

jueves, 18 de noviembre de 2010

La revolución del papel

Desde pequeña he querido estudiar Periodismo. Ilusa de mí, yo lo que quería era "contar la verdad"... Tras 5 años de carrera, 5 años de aprender poco de mucho y mucho de nada y dejar claro que la objetividad no existe, no sólo yo, sino muchos licenciados nos paramos a pensar si de verdad, queremos ser periodistas. A título personal, no veo casi ningún medio que me llame excesivamente la atención como para poder trabajar en él con 100% de tranquilidad de conciencia, y prácticamente ninguno que otorgue una total libertad a la hora de escribir. ¿Nos tenemos que fiar de los medios? Como cuarto poder que se considera, la comunicación no debería estar sujeta a intereses financieros, y mucho menos políticos -refiriéndome por supuesto, a políticos de turno, porque la ideología es una de las características más importantes de las que un medio jamás debería prescindir-; pero ¿qué ha pasado? Los medios de comunicación se han convertido en meras empresas, dirigidas por simples empresarios que sólo buscan el beneficio. Quizás no sean tiempos para ello, pero tal vez el estado español necesitara una revolución en papel, para darle la vuelta a la tortilla y que por fin, se pudiera leer lo que está ocurriendo en el mundo tal y como pasa.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Rincones del mundo


¿Por qué ir a buscar fuera paisajes inimaginables cuando podemos disfrutar de ellos sin salir del estado? Galicia es una gran fuente de paraísos terrenales; sus cuatro provincias disfrutan de increíbles parajes de enorme belleza. Ourense, la única que no tiene mar y por ello seguramente, una de las menos conocidas, tiene sin lugar a dudas, uno de los mejores lugares para conocer: los Cañones del Sil. Además de ser la frontera entre Ourense y Lugo, y uno de los afluentes más importantes del estado español, alrededor de este río se elevan grandes acantilados y montañas, con sus miradores para disfrutar de una estupenda vista. Pertenece a la zona denominada Ribeira Sacra, que además también es denominación de origen en cuanto a cultura vinícola gallega. En esta zona podemos encontrar muchos de los monasterios más conocidos de Galicia, destacando el de San Estevo de Ribas de Sil, monumento histórico desde 1923 y declarado mejor monasterio convertido en hotel del mundo por "The Daily Telegraph" en agosto de 2009.

sábado, 6 de noviembre de 2010

La lengua ha cambiado


A falta de la ratificación de la Feria del Libro de Guadalajara (México), casi asegurada en los próximos 22 días, podemos decir que nuestro idioma ha vuelto a cambiar. No le vale a la señora RAE con admitir coloquialismos tales como asín o toballa, que por un lado, todavía no he conocido persona que diga toballa; sino que además de muchas otras cosas, también ha eliminado el "ó" entre números con esta explicación: "los teclados de las computadoras han eliminado el peligro de confundir la letra o con la cifra cero". ¿Tendremos que ir cambiando paulatinamente la ortografía y la gramática castellanas en función de las nuevas tecnologías? Quiero decir, admito que la gente ya utilice el ordenador para casi cualquier cosa, pero todavía no se ha extinguido el manuscrito... ¿por qué adelantarnos a ese momento, y hacer que se empiecen a perder normas de la escritura a mano, escritura que muchos todavía conservamos? Al final, algunos se tomarán 102 tés diarios por prescripción médica y acabaremos todos escribiendo los exámenes de la universidad en modo SMS.

martes, 2 de noviembre de 2010

¿Ignorancia o cabezonería?

No me gusta hablar sin saber. Nunca me ha gustado. Hoy, después de haber visto Katyn, una película sobre la identidad polaca durante y tras la guerra, ha surgido un pequeño debate sobre la identidad en España y el problema de la poca cantidad de películas que se han hecho en España con la guerra civil como tema central. Tras varios comentarios, he decidido opinar que una de las razones por las que creo que no se han atrevido a hacer más películas sobre la guerra es porque no estamos curados de ella todavía, respondiendo a la vez a una chica que había dicho que a día de hoy, por llevar una bandera española ya te consideran facha. He puesto como ejemplo Alemania, país que después de haber vivido una realidad considerablemente más cruda que la nuestra (no quitando importancia a la que se ha vivido en el estado español), ya estaban curados de guerra, y que un alemán que lleva una bandera de Alemania no es considerado nazi, al igual que si hablas del nazismo entre alemanes, a veces se sienten ofendidos, por el simple hecho de que ellos han pasado página, se han disculpado ante la sociedad, y sobre todo, porque los alemanes de hoy en día en su mayoría, no son nazis ni se han criado en el nazismo.
Antes de poder terminar mi explicación, cuatro politólogos han saltado a decir que si llevas una cruz gamada en Alemania sí te consideran nazi. Lógico, y si mi abuela tiene ruedas sería considerada una bicicleta; pero no mezclemos conceptos: si llevas una bandera de España con el águila, lógico que te consideren facha; si llevas una bandera rojigualda, puedes serlo o no, da margen a la imaginación. ¿Cuál es el argumento que me han dado? La bandera de hoy en día es la que se utilizaba en el franquismo. Resultado de ello, me he callado, por inseguridad a lo que iba a decir. Ahora, he encontrado mi respuesta: la bandera que ondea hoy en Plaza de Colón es la impuesta desde 1981, si mal no recuerdo en 1981 ya estábamos en democracia (o lo que dicen llamar democracia). La bandera que se utilizaba en el franquismo tiene los mismos colores, pero también tiene los mismos colores la de la primera República. Entonces, veo yo... me han atacado estudiantes de política con un argumento totalmente inválido, acusándome incluso de algo que ni me acerco a ser, sin ni siquiera dejarme tiempo a explicar lo que quería decir. ¿Lo tengo que tratar de ignorancia o les doy el beneficio de la duda y los tomo como cabezones? Lo que más me sorprende no es el ataque, sino que en lugar de aplicarlo a algo lógico contra alguien que diga algo incoherente, lo han hecho contra una que seguramente esté en su mismo bando. Desde luego, lo de escuchar no debe ser lo suyo...

domingo, 24 de octubre de 2010

Rincones del mundo


Una treintena de hectáreas cubren una de las zonas más impresionantes de Copenhague. La ciudad libre de Christiania, es el resultado de un movimiento okupa en 1971 tras el abandono de los cuarteles de Christianshavn, convirtiendo así esta zona de Copenhague en un terreno parcialmente autogobernado. Con sus propias casas, tiendas y talleres, Christiania muestra un encanto especial imposible de mostrar en fotos, además de la petición explícita de sus habitantes de no interferir en su intimidad con fotos o vídeos.
En Christiania puedes encontrar además de puestos de comida, ropa o accesorios, numerosos puntos de venta de drogas blandas, cuyo consumo es legal dentro de sus fronteras.
A pesar de la apariencia de poblado descuidado, con sus cubos de basura ardiendo para poder pasar el frío que caracteriza al país danés, tiene un encanto increíble; flota en el ambiente una sensación de paz..
Una de las cosas tal vez más impresionantes es su colegio infantil: una zona para niños perfectamente cuidada, a orillas del lago que rodea Christiania, con sus columpios y sus libros. Una cosa increíble. Recomiendo fervientemente la visita a Christiania, porque nada de lo que os puedan contar sobre ello será la mitad de impresionante que verlo en persona.

lunes, 11 de octubre de 2010

Erasmus en Paris

Después de haber tenido mil y una dificultades a lo largo y ancho de mis nueve meses de Erasmus en Paris, creo que los futuros estudiantes que se van para allí se merecen una ayuda. Para ello, os cuento un par de cosas necesarias.

Vivienda
Es bastante complicado encontrar alojamiento en Paris. Las residencias públicas no son muy numerosas, y la mayoría de las universidades no tienen convenios con ellas, así que has de buscarte la vida por tu cuenta propia. La red del CROUS tiene bastantes residencias que ofrecen habitaciones individuales o compartidas entre 300 y 500 euros. Se supone que son las públicas y más baratas. Si tu universidad de destino no tiene convenio con esta red, tendrás que entregar tú solito todos los papeles a través de http://www.crous-paris.fr/, tendrás que hacer tu propio dossier con documentos (está todo bastante bien explicado en la página), aunque tardan mucho en darte una respuesta. Los plazos de entrega suelen ser en abril-mayo, y las resoluciones salen a lo largo del verano. También se puede pedir residencia en la Cité Universitaire, un campus precioso lleno de residencias que parecen pequeños castillitos y palacios, con unas habitaciones increíblemente bonitas. Las diferentes residencias se suelen llamar Maison de (nombre del país), excepto la de España que no es Maison sino Colegio; no tienes que pedirla exclusivamente en la de tu país, puedes solicitar alojamiento en cualquiera de ellas. Cada día hay fiesta en la planta baja de alguna, con precios "populares" (2 euros la cerveza y el vino, 3 euros la copa, pero en vaso de cumpleaños). Para buscar la información sobre este maravilloso campus, está su página web: http://www.ciup.fr/.
Si prefieres (o no encuentras residencia), puedes buscar piso. Esto es más complicado: puedes pagar unos 60 euros a una agencia inmobiliaria, le explicas la zona donde quieres vivir y las características aproximadas del piso, y te van enseñando lo que tienen. Sino, siempre se puede recurrir al PAP (Particulier à particulier), un periódico tipo SegundaMano, donde ofrecen alojamiento. Es un poco caro y sale una vez por semana, pero tiene buenas ofertas (yo encontré mi piso parisino de erasmus en este periódico). Muchas veces te exigen un aval francés, si no se tiene un familiar o amigo que pueda hacer de caution, no te hacen el contrato, pero existe gente con dos dedos de frente que entiende que puedes no tener un familiar francés, así que te permiten ser avalados por un familiar español, o incluso no ser avalados (aunque supongo que en este caso, te pedirán un mínimo de fianza de dos meses).
Tanto para pagar la residencia o el piso, siempre y cuando tengas un contrato legal, puedes pedir ayuda a la Caisse d'Allocations Familiales, CAF. Cubres el dossier con fotocopias de lo que te exigen (contrato del piso o residencia, confirmación de estudio, fotocopia DNI... cosas básicas) y te acaban dando, igual tarde, pero te acaban dando una ayuda que puede ir del 15 al 45% del gasto de alquiler. A mí me daban 113€ al mes, siempre es una ayuda más...

Transporte
La mejor forma de viajar por Paris es con la Carte ImagineR, una tarjeta que puedes pedir por Internet (). Esta tarjeta es anual, así que si te quedas sólo un cuatrimestre deberías cogerte un Pase Navigo (es casi igual, pero lo recargas mes a mes). Es único para estudiantes, así que te exigirán entregar algo que acredite que estás estudiando en Paris, tiene un precio bastante más bajo que el resto de los títulos de transporte (yo pagaba menos de 50 euros al mes para viajar por 3 zonas de transporte). Te permite viajar en metro, RER, autobús y tramway dentro de las zonas que hayas elegido todos los días del año, y los fines de semana y festivos, además del mes completo en julio y agosto, por toda la red de transportes de Île-de-France (lo suyo es aprovechar los fines de semana para poder viajar con esta tarjeta a Versalles, Parque Asterix, DisneyLand...).
El transporte sin tarjeta (o sea, con tickets sueltos) es extremadamente caro. Para las visitas, lo mejor es el ParisVisite, con diferentes precios dependiendo de las zonas escogidas (sólo se puede escoger de zonas 1 a 3 o de 1 a 6) y de los días que el visitante estará (desde 1 día hasta 5), te permite viajar por esas zonas en cualquier medio de transporte público y puedes estar más tranquilo que comprando tickets sueltos.
El transporte público, a pesar de oler extremadamente mal, funciona realmente bien. Los trenes suelen ser puntuales, no hay muchos percances y los conductores de autobús, si te ven corriendo, te esperan (!). Eso sí, hay huelgas bastante a menudo, y se colapsa completamente -los servicios mínimos del RER por ejemplo, son el funcionamiento de una tercera parte de los trenes habituales sólo en horas puntas, el resto del día, cero patatero-, y en invierno, con las nevadas y las lluvias también hay bastantes colapsos, pero en general, no da muchos proble.as
Además, Paris cuenta con un enorme carril-bici, así que si vives cerca de la universidad, es muy probable que puedas ir en bicicleta. Existe una compañía (Vélib) que, haciendo un pago anual (no sé cual es, nunca la utilicé) puedes coger bicicletas que se encuentran en diferentes bocas del metro del centro de Paris sobre todo, y utilizarla durante media hora de forma gratuita. A partir de la media hora te empiezan a cobrar, a menos de que antes de que venza, dejes la bicicleta, cojas otra y vuelvas a empezar de cero. Sino, siempre quedará buscarse una bicicleta de segunda mano (o de primera, si te la puedes permitir).

Comida
Por mi experiencia personal, creo necesario llevar desde casita, o en su defecto que te lo envíe alguien, aceite, jamón serrano y lentejas. En Francia se utiliza mantequilla para pasar los filetes a la sartén (realmente se utiliza para casi todo), y al que no le guste el sabor es bastante desagradable. Hay, en cualquier supermercado, mucha variedad de aceites de colza y de girasol, pero pocas veces se encuentra el ansiado aceite de oliva, y en cuanto lo encuentras, descubres su exacerbado precio (una botella de 70 cl. alrededor de 7 euros). Las lentejas es algo que me sorprendió muchísimo: sólo había preparadas ya en botes, o unas lentejas que más bien deberían ser de oro, porque su precio era altísimo (4 euros una bolsita de 250 g.). Para mi erasmus eran imprescindibles, así que me las tuve que traer de esta enorme piel de toro. En cuanto al jamón serrano ya es a gusto del consumidor: en Francia hay sucedáneos de jamón, pero parecen pintados con pistola y su sabor no es ni parecido a lo que es en realidad. Hay tiendecillas de delicatessen españolas donde puedes encontrarlo, pero ya os podéis imaginar lo que puede llegar a costar eso. Por lo demás, los precios en el supermercado no están mal, claro está que habrá unos más caros que otros: Monoprix es carísimo, Franprix un poco menos; ED es el equivalente al DIA de aquí, Lidl hay por doquier, y Casino, depende de la zona donde compres: en mi HiperCasino los precios no eran muy diferentes a los de Madrid. La carne, el pollo y el pescado fresco es bastante caro, sobre todo el pollo; pero por lo demás, los precios no son para nada exagerados.
Para comer fuera de casa, siempre hay mil opciones. Las grandes cadenas de comida basura suelen ser la primera opción, pero si quieres comer más o menos bien por un precio relativamente bajo, en el Barrio Latino te puedes encontrar con restaurantes españoles, italianos, argentinos, turcos y con especialidades francesas con menús de entre 9 y 15 euros, primer y segundo plato y postre. La bebida nunca está incluida y las botellas de agua mineral son realmente caras, pero siempre puedes pedir agua del grifo, que la de Paris está muy rica, y te la sirven en una jarrita muy fresca (pedir carafe d'eau).

Costumbres
Los franceses y en especial los parisinos, a pesar de lo que digan, son bastante maleducados. Hay muchos que no soportan a los españoles, así que os tocará aguantar exageraciones del acento para que no te enteres de lo que están diciendo o cosas por el estilo. Hay que decir que la burocracia en Paris es muy lenta: siempre necesitan algún documento más y allí también existe el tan odiado 'Vuelva usted mañana', así que hay que armarse de paciencia.
Cuando pagan con tarjeta no necesitan el DNI, así que no se lo enseñéis nunca si no queréis que os miren con cara de rancios y os pregunten qué estáis haciendo. Suelen pedir perdón por todo, pero no se apartan por la calle, esperan a que sea el otro el que se aparte, así que si se chocan, piden perdón (al menos hacen eso). Suelen hablar bastante bajito, así que levantarán la vista cuando te escuchen hablar "gritando". Tienen muchísimo contacto visual: cuando vas en el metro todo el mundo se mira en algún momento a los ojos, incluso se sonríen o saludan sin conocerse, eso es algo que al principio asusta, pero luego es muy agradable: ir por la calle y que los parisinos te miren y te sonrían es un gesto que yo apreciaba mucho.

Universidad
La Universidad en Paris es un caos para estar de erasmus. Las clases suelen ser de asistencia obligatoria -con su correspondiente paso de lista o feuille d'emergement para firmar-, no son muy numerosas así que se quedan con las caras. No suelen poner facilidades a los erasmus porque son como el resto de los estudiantes, así que no os sorprendáis si os bajan la nota por faltas de ortografía (esto depende del nivel de cabronismo del profesor). Suele haber exámenes orales y los escritos suelen ser largos: te dan un tema y tú lo desarrollas al completo, alrededor de 5-7 caras. Si ya aquí no se te ocurriría tanta paja, imagínate en otro idioma. Personalmente, no elegiría Paris otra vez para irme de erasmus, pero a lo mejor es sólo que mi universidad (antigua Paris XII-Val de Marne, actual U-PEC) era una maldita basura.

Fiesta
Paris es precioso, pero es caro de coj*nes. Está bastante permitido hacer botellones -te pueden poner alguna pega si los haces en puentes como el Pont des Arts-, así que lo mejor es aprovechar el buen tiempo, escoger un sitio bonito como a las orillas del Sena bajo Notre Dame, o a los pies de la Torre Eiffel, y beber ahí. Siempre habrá fiestas Erasmus, sobre todo los martes y los jueves. Los martes suele ser en Duplex, un antrodiscotecapija bastante asquerosa, donde te miran con lupa la ropa que llevas, en qué situación alcohólica llegas y la cantidad de escote que muetras. Los jueves suele haber fiestas en Mix o en Back-Up (luego las cambiaron a otra discoteca que no pisé jamás, así que no puedo opinar. Mix es una macrodiscoteca a los pies de la torre de Montparnasse, donde después de pasar una larga cola en la calle, otra larga cola para enseñar el DNI (entran gratis los extranjeros antes de las 00.00), otra larga cola para pagar el guardarropa obligatorio y otra larga cola para que te revisen el bolso y se aseguren de que no pases botellas, alcohol, drogas y similares. Además, las colas para el baño también son muy jevis. No se puede fumar, sólo en una minisala que sólo con entrar te has fumado 7 cigarros de golpe. La lata de cerveza cuesta 5 euros. HORRIBLE. Back-Up es muchísimo mejor. Situada en metro Cambronne, es gratis la entrada antes de la 01.00, hay puertas bastante simpáticos, el guardarropa también es obligatorio pero no hay tanta cola. Hacen fiestas temáticas cada semana (yo me llevé a casa un sombrero de cowboy de la fiesta Coyote, un gorro de papá noel de Navidades, muchas máscaras de la fiesta Behind the Mask, muchos chupitos y más cosas que ahora mismo no recuerdo). La música es más aceptable, no ponen tanto chundachunda, y mezclan un poco más. El ambiente es más relajado, la gente más amable, y no hay tanto baboso.
Lo mejor para sobrevivir un Erasmus en Paris es salir mucho por Bastilla entre semana. Hide Out es uno de los mejores bares del mundo, pintas de cerveza a 3 euros hasta las 22.00 de domingo a jueves (4.50€ el resto de los días y horas), muy buena música, un ambiente estupendo y unos camareros simpatiquísimos. Otro es el Chantier Interdit, la pinta a 4 euros hasta las 02.00 de domingo a jueves (8 euros el resto de días y horas). La música es relativamente decente pero es mucho más grande. En ninguno se puede fumar. En Paris hay buenas salas de conciertos, pero tienes que buscar qué tipo de música es la que te gusta y averiguar un poco. Los conciertos no son muy caros, pero 1. no se puede fumar, 2. como en algunos la entrada a menores de edad está permitida, tampoco se puede beber alcohol. Y ¿qué queréis que os diga? Un concierto de punk sin una cerveza no es lo mismo :P

Para más información, un silbidito y pregunta.

lunes, 4 de octubre de 2010

Rincones del mundo



Paris es una de las ciudades más bonitas del mundo. Después de haber estado allí 9 meses de Erasmus, le he perdido un poco el respeto a Francia en general, pero una cosa no quita a la otra, y Paris sigue siendo una de las ciudades más increíbles que he visto en mi vida. Creo que uno de los rincones que más veces he visitado, a más amigos he llevado a ver y uno de los pocos que cada vez que pasaba, me alegría brutalmente el día es la rue de la Parcheminerie, justo detrás de la iglesia de Saint Severin. Además de estar situada en pleno barrio latino, zona turista por excelencia, y que no conozco persona que no haya dicho que es una de los distritos parisinos más bonitos que existen, además de estar al borde del Sena, mirando de reojo a la gran Nôtre Dame, la rue de la Parcheminerie tiene un gran pequeño encanto: The Abbey Bookshop, una pequeña librería especializada en autores canadienses. Torres de libros, montañas de libros, tantas que hasta da pavor adentrarse por si tocas algo y se derrumba todo. Libros baratos, principalmente en inglés, pero te puedes encontrar casi de todo. Todo un encanto. Tal vez uno de los mejores recuerdos que tengo de esta gran ciudad, es la paz en la que me encontraba al pasear por esta calle casi desierta, y ver a lo lejos la bandera canadiense ondeando sobre pilas de libros.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Hipocresía consentida

No necesito que nadie me dé su aprobación, que nadie sepa lo que hay. Nadie tiene que saber qué significa cada palabra, cada gesto, cada pensamiento ni cada sentimiento. Ninguno de todos los seres que me rodean sienten la necesidad de leer palabras de mi cabeza, no existe todavía ente humano ante el cual tenga que responder con mis letras. ¿Entonces por qué tú, que tanto hablas de eso que dices sentir, tienes la necesidad de mostrarlo al mundo entero?
El día que tenga que escribir y describir lo que siento para que el resto del mundo lo sepa, es que todo habrá dejado de tener sentido, y lo único que querré entonces, será ocultar algo que en realidad, no quiero que nadie sepa. Tal vez no sean formas ni maneras, tal vez no lo entiendas, o tal vez sí, pero me da igual. Lo que yo quiera o no quiera es cosa mía y de quien competa. Pero jamás siento la necesidad de decirle al mundo entero algo que hay dentro de mí y que sólo yo y quien deba, conocemos. Tener que decirle a todo el mundo lo que es, te destrozará, porque sabrás que tú no sientes lo que dices, que dañas a quien incumbes, y sobre todo, que nadie te creerá cuando lo sientas de verdad.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Canto a la libertad


He sido, soy y seré hasta el fin de mis días una fiel defensora de la libertad de expresión, pero como todo en un mundo equilibrado, existen límites. Dudo que la libertad de expresión dé luz verde para insultar de forma gratuita o mostrar vilipendio abiertamente hacia cualquier cosa o ser, pero lo que más daña a mis ojos es que un medio, considerado uno de los más importantes del estado, referente para muchas personas -entres las que yo no me incluyo- publiquen artículos de este tipo.
Hemos aprendido a lo largo de la vida que la crítica no es mala, en la mayoría de las veces, bien expresada, podemos tener críticas constructivas con las que podemos crecer como personas, pero permitir que un "..." (no existen palabras para definirlo) publique un artículo de mofa, injurias e improperios, a quien muchos consideramos una gran persona, hace que me hierva la sangre.
Esto da que pensar. Si un individuo, además de intentar denigrar a José Antonio Labordeta, cosa que no se consigue tan fácilmente, publica un artículo en El Mundo insistiendo en la importancia de dejar atrás el mundo de mochila que él defendió, cortar senderos y caminos, talar árboles y levantar una gran masa de cemento y luces en los pocos rincones verdes que cubren el estado... ¿qué nos queda pensar? Está claro que los artículos de opinión no son escritos por el medio en sí -aunque en ocasiones, casi es dudoso- y que las opiniones ahí expuestas, no salen de las mentes de los redactores de El Mundo, pero ¿qué pasa cuando permiten publicar tal tipo de aberraciones? ¿Debemos pensar que ellos piensan lo mismo? Esto es increíble, incluso para el diario El Mundo. ¡Qué triste! Sólo espero que Salvador Sostres y el diario El Mundo queden petrificados en una placa de cemento en la construcción de un casino, que ahí se queden y que sólo podamos mirarlos y decir "¡Qué feliz fui el día que se convirtieron en piedra y pasaron a la historia!"

jueves, 19 de agosto de 2010

Apurando humedad


Hemos creado un nuevo estado de ánimo. El que fluye, el que viene, se vuelve, se queda, desaparece y vuelve a posarse. El de la felicidad con tristeza, el del sí y el no. Cuando aparece y se empañan los cristales, no tiene rendija por donde escapar. Sólo hay que airear, dejar que entre la vida, que salga, que se forme un equilibrio que podemos decir que hemos creado nosotros mismos. Entonces, poco a poco, el cristal se desempaña o se rompe; lo mejor es esperar a ver cómo reaccionan las leyes de la física.

sábado, 14 de agosto de 2010

Difusión naranja

Porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes.
Construir con palabras un puente indestructible,
pero hagamos un trato.
Hay que ingerir distancia,
he dicho "me parece",
yo no aseguro nada.

Nada ansío de nada,
mientras dura el instante de eternidad que es todo,
cuando no quiero nada.
Quizá en la muerte para siempre seremos,
cuando el polvo sea polvo,
esa indescifrable raíz,
de la cual para siempre crecerá,
ecuánime o atroz,
nuestro solitario cielo o infierno.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Parabéns


Desde el último, han pasado millones de cosas. He descubierto que soy más normal de lo que parezco, menos tonta de lo que me creen y más débil de lo que quiero aparentar. He aprendido prácticamente tres formas de hablar con diferentes personas, me he hecho pasar por canadiense (incluso ante un verdadero canadiense), he defendido mis principios territoriales en zona extraterritorial, he visto alas de aviones, he desplegado las mías propias, las he vuelto a guadar, he cambiado de opinión en treinta segundos. He perdido los nervios, pero también he aprendido a no soltarlos. He sonreido mucho, y he llorado poco, pero de verdad. He conocido a muchísima gente, y de ese "muchísima" me encuentro con una gran cantidad de personas que merecen mucho la pena. Me han dado buenas noticias. Me han recordado las malas. He aprendido a decir que no, y he desechado a gente que creía tendría para toda la vida. He subido a lo más alto, he tenido vértigo. He pintado de colores mi habitación, he tocado las cuerdas de una sóla guitarra, he dejado que vuestras caras me acompañen cada día y cada noche. He perdido un poco la vergüenza, y por el camino he perdido algo de dinero también. He degustado nuevos sabores, he recibido nuevos besos. He soñado cosas felices y he tenido muchas pesadillas (demasiadas, para mi gusto). Podría estar toda una vida diciendo todo lo que he hecho en este último año. Una de las mejores cosas ha sido poder conocerte un poco más. Una de las peores, pensar que cada 11 de agosto, y para el resto de los días, seguirá siendo el día más triste del año.

domingo, 25 de julio de 2010

Negación rotunda

A veces es mejor cerrar los ojos y mirar para otro lado. La mayoría de las veces eso no funciona de nada. He decidido radicalizar lo que antes sólo estaba teóricamente radicalizado. He decidido negarme en rotundo a lo que no me apetece, decir adiós muy buenas cuando no tenga ganas de seguir una conversación, incluso levantar la voz cuando el nervio me pueda. Y no pienso pedir perdón por hacerlo siempre y cuando tenga razón. Hoy sé que la tengo, y no tengo ninguna duda. Así que hoy, desués de haber levantado la voz cuando tuve razón, después de decir adiós muy buenas por no seguir una conversación, me niego en rotundo. Es lo que más me apetece, negarme. Luego, ya veremos qué es lo que toca venir. De momento, me niego, y seguiré negándome a menos de que pase algo que todos sabemos que no va a pasar.

jueves, 15 de julio de 2010

Víspera de expectativas

He pensado que tal vez la mejor opción para llevar bien esta vida sea el pesimismo, pero el pesimismo concienciado. No ese que algunos eligen para llevar sus vidas al desastre y tener una razón por la que decir "Sabía que esto pasaría". No ese otro que te empuja a que, aunque las cosas vayan bien, exactamente al revés de como habías pensado, cambien radicalmente de dirección para acabar siendo un desastre previamente anunciado. Tampoco el que te hace creer que las estrellas se han alineado en el firmamento para destrozar tus planes.
El pesimismo concienciado es en el que piensas cuando cabe la mínima posibilidad de que las cosas salgan mal. Y lo harán. Pero siempre albergando la pequeña esperanza de que no ocurra así. El pesimismo concienciado es el que hace que abras los ojos cada mañana diciéndote a ti mismo lo horrible que puede llegar a ser el día, pero que cuando te miras al espejo te hace pensar "es posible que no sea tan malo". El pesimismo concienciado es el que, por mucho que te convenzas a ti mismo de que no va a salir bien, te permite disfrutar del camino. Eso sí, eliminando por completo el peor momento: la víspera de expectativas.
Si no esperas gran cosa, no hay tantas cosas que puedan fallar. Es lo peor de todo el proceso, que dejas de esperar actos que seguramente, te harían el camino mucho más sencillo. Está claro que ninguna opción es 100% sana. Pero después de haber aprendido a volar sin alas, es duro pensar que tienes que dejar de pensar que los demás también pueden hacerlo.

sábado, 26 de junio de 2010

Au revoir, Paris

He tenido un año para vivir en Paris. Todo un sueño. Hace exactamente 365 días era la persona más feliz del mundo (hoy también lo sigo siendo, pero esa felicidad era ignorante) porque me iba a vivir un año en la ciudad que yo creía, de mi vida. He aprendido a no quejarme en los trayectos largos, porque a veces las ciudades son grandes y los sitios están lejos. He aprendido a afinar el oído para aprender una lengua a la velocidad de la luz, aunque también he perdido parte de mi exquisito vocabulario castellano. He viajado por Europa. He conocido gente estupenda. He pasado un año chapô, pero a Paris le pongo un cero cual catedral.
Para poder hablar sobre algo en concreto, he buscado un par de argumentos a los que puedo machacar en pocas palabras. Primero, muchos de los estereotipos que se tienen de los franceses sí son ciertos. Veamos:
"Una de las críticas, especialmente arraigadas en política, pero también en cuanto a la gente del pueblo llano, es que los franceses son unos chovinistas." Esto es totalmente cierto. Todo es Francia y el resto es nada. Atrévete a mezclar vino delante de ellos. Atrévete a escribir encima de una bandera. AGH! Luego, pasa lo que pasa, que nos salimos del mundial ;)
De un blog desperdigado por el mundo internetiano, he llegado al blog de Mariana, y ella dice ( y yo contesto):

Mitos y realidades (y curiosidades) sobre Francia y los franceses

A dos semanas de haber llegado a la ciudad de las luces puedo decir que:

1. El pan y el queso son realmente baratos y deliciosos. El vino también. El pan es delicioso, el queso es delicioso, y el vino es delicioso. El pan y el vino no son excesivamente caros, pero el queso, tócate los cojones. Es barato el queso rayado de marca blanca, pero si quieres tomarte un reblochon de lo más normalico, te sale por un ojo.
2. Los franceses se bañan diario. Eso me atrevería a dudarlo. El olor corporal de los franceses no se elimina con un simple toque de colonia (que encima, presumen de ricas colonias, pero no se puede uno barnizar en fragancias si la esencia es asquerosa), además de que en mi estancia durante una quincena en una casa francesa, al tercer día me preguntaron que por qué me duchaba todos los días... ahí lo dejo.
3. Pero apestan. Nada que decir
6. los franceses no usan boina. No, no usan la "típica" boina que se compra por 3 € en el barrio latino para llevar de recuerdo, pero sí usan muchos sombreros. Nada en contra de ellos, que los tienen muy pero que muy bonitos!
7. Son mamones, pero atentos y educados. Son mamones, sí. Son atentos, no. Y educados, por obligación. No puedes empujar, y encima no ser educado. Algo que he aprendido en Paris ha sido a no apartarme cuando pasa la gente, ellos tampoco lo hacen. Te ven cara de no-parisino, pues ¡ale! la calle es mía y si no quieres chocar, te apartas. Los cojones más grandes los he visto yo en mi casa, así que si quieres, te apartas tú.
12. Es una de las ciudades más caras del mundo (por 400 euros para el alojamiento se puede conseguir un cuarto de servicio en un séptimo piso –sin elevador–, de tres por tres, con escusado en el pasillo y sin regadera… en serio, sin regadera). Doy plenamente la razón. Por un plato de paté te pueden clavar 35 €, por una cerveza 11 €, y por un piso de una habitación en el centro de París, menos de 1.500 € imposible. Luego, el supermercado es bastante normalito...

He sacado, por otro lado, algo que alguien halaga de Paris. Pues yo lo siento, pero nosotros no tenemos absolutamente nada que envidiarles.

  • París con sus monumentos famosos (la Torre Eiffel por supuesto pero también el Museo del Louvre, la Catedral Notre Dame, Montmartre, la Basílica du Sacré Coeur), constituye el tópico de Francia por excelencia. ¿Y qué? Nosotros tenemos la Puerta de Alcalá, la Sagrada Familia, la Alhambra de Granada, la mezquita de Córdoba, las burgas de Ourense, la catedral de Santiago de Compostela, el museo Guggenheim, el museo del Prado, el parque del Retiro, el Parc Guell, el acueducto de Segovia... podría estar horas y horas diciendo lo que tenemos.
  • La gastronomía (caracoles, muslos de ranas, pan, vinos, camembert, La Vache qui rit etc.). Los franceses se quedan ahí, nosotros tenemos el cocido madrileño, la paella valenciana, el pulpo a la gallega, el mejor pescado del mundo y la mejor ternera, las fabes, el marmitako, el pantumaca, la ¡oh, por dios, cómo olvidarse! tortilla de patata, el jamón ibérico, el queso manchego... y un enormísimo y largo etcétera.
  • La sofisticación, con la moda (Coco Chanel, Louis Vuitton, Yves Saint-Laurent), y festivales famosos como la ceremonia de los Césars, y el prestigioso Festival de Cannes. Vale, pero no tienen nada de diversidad. Todo es cool. Las niñas van todas con bailarinas (para eso las llaman francesitas), y en faldita y medias, los niños con sus zapatos de punta, y en camisa y pantalones de pinzas. Ya está. Acabóse. Nosotros tenemos eso, y además tenemos hippies, tenemos raperos, tenemos punkies, tenemos góticos... ¿Festivales? ¡Uoooh!
  • El romanticismo “a la francesa” visto en numerosas películas francesas o extranjeras como El Fabuloso Destino de Amélie Poulain, Sabrina, o también Un Americano en París, o por canciones populares famosas como La vie en rose interpretada por Edith Piaf, Ne me quitte pas, o Quand on a que l’amour por Jacques Brel. Eso es pura ficción. Aquí en Francia, la historia de chico mira a chica, chica mira a chico, chico se acerca a chica, chica sonríe, chicos hablan, chicos se toman un café y chicos se besan... ejem. Yo lo más cercano a una experiencia de romanticismo a la francesa ha sido un tío (en varias ocasiones) pidiéndome sexo sin compromiso en el vagón de un tren. Increíble el romanticismo. Nosotros nos lo curramos más, y no hacemos películas porque no somos unos moñas.
  • La libertad de expresión, con la Declaración de los Derechos del Humano y del Ciudadano. Testigos de esta libertad de expresión: las huelgas, las manifestaciones, la prensa, los medios de comunicación (emisiones de televisión, radio, Internet, etc.). Sí, manifestaciones he visto unas cuantas. Represaliadas por la policía, todas. Es imposible estar en una manifestación sin estar rodeado de policía, y en ocasiones, en la manifestación se ven más armarios vestidos de azul que manifestantes. En cuanto a la libertad de expresión, tampoco me atrevo a gritarlo a los cuatro vientos, pero a mí se me ha mirado igual de mal (o peor) que en Madrid por decir algo que pensaba. De hecho, me han suspendido un examen porque mi opinión difería con la de la profesora en cuestión. La teoría se la tienen más que sabida.
  • La solidaridad, con la presencia de distintas organizaciones como los Restos du coeur, Emmaüs, la Cruz Roja, Médicos del Mundo o los personajes famosos como el Abad Pierre. Asociaciones tendrán todas las que quieran, pero solidaridad no les supura por los poros. Muy pocos son solidarios, que haberlos haylos! Pero muy pocos
No es que no me guste Paris, que es una de las ciudades más bonitas del mundo. Es que los parisinos me han hecho odiarles.

jueves, 24 de junio de 2010

Tengo un regalo

La mariposa es un ser increíblemente excepcional. Aunque no lo parezca, es de lo más parecido a los seres humanos. Tiene dos naturalezas, y cuando se convierte en adulta sufre una enorme transformación. Las hay de diferentes colores, y las hay de noche y de día. Millones de cosas que tenemos en común, pero hay una diferencia que me carcome por dentro: nosotros no tenemos alas. Eso no significa que no podamos volar, pero no podemos hacerlo por naturaleza.
A lo largo de nuestras vidas aprendemos a base de golpes, de pequeños nos llenamos las rodillas de moratones y cortes, se nos abren las manos y nos sangra la cabeza. Cuando somos adolescentes los golpes son más bien, metafóricos. Y duros. Duros como los que más. A pesar de todo ello, sabemos cerrar los ojos y salir hacia el cielo, abrir los brazos y volar. El peor momento es cuando te conviertes en algo parecido a un adulto, porque piensas que eso ya no lo puedes hacer. Ya no puedes volar, ya no te dejan volar. Pues yo tengo un regalo para ti. Me he inventado algo: es como una mochila, y te lo colocas cuando quieres. Tiene un botón imaginario para encenderla, y entonces suena música, la que tú quieras, y además se abren dos alas de tela, de colores como las de las mariposas. La mochila tiene una cuerda que cuelga hacia abajo, igual que las que tienen las cometas que hacemos bailar en la playa, y está hecha de un material que no se rompe a menos de que tú quieras cortarlo. Las alas se abren cuando suena la música, y la música suena cuando tú quieres apretar ese botón. Entonces vuelas, y llegas al cielo. Desde ahí ves todo diferente, y le pegas bocados a las nubes, que saben dulces como los barbapapas.
Pero la cuerda se queda, y es larga, no importa lo que subas, la cuerda siempre se queda en el suelo, para que cuando vueles y mires hacia abajo, por muy alto que estés, sigas viendo el final de la cuerda. Entonces te das cuenta de que puedes volar, que da igual que ya no seas un niño, que puedes hacer lo que quieras, pedir lo que quieras, llegar a donde quieras, pero siempre sabiendo que tienes que acabar abajo. Porque todos deberíamos saber volar, teniendo los pies en el suelo. Por eso te la regalo, porque sé que tú no quieres, que te da miedo volar. Yo ya no la necesito, he aprendido a volar sin mi invento, a cerrar los ojos y saber que estoy donde quiero estar. Ahora hazlo tú también, y no necesita manual de instrucciones.

jueves, 3 de junio de 2010

Aprendiendo a hablar

Llevo más de cuatro años pensando en hacer un estudio sociológico sobre el caso. Más de la mitad de las personas que conozco, por no decir casi el 85% utilizan "español" para hablar del idioma en el que estoy escribiendo ahora mismo. Las traducciones a otros idiomas están incluídas en este 85%, lo que es un punto a favor de todos vosotros, los que estáis entendiendo esto. He hecho un pequeño experimento, intentando buscar la existencia de algún diccionario "Castellano-Inglés", "Castellano-Francés", "Castellano-Ruso" sin encontrar nada. Sí he encontrado, al contrario, algún diccionario "Castellano-Alemán" y uno de "Chino-Español (castellano)". A algunos les sonará redundante. No lo es. Es una aclaración.
Me he encontrado con muchos "españolitos" que utilizan "español" para hablar del idioma que ahora mismo estoy utilizando, pero ninguno ha sabido darme una explicación de por qué utilizan el término "español" en lugar de "castellano". Tan "españoles" que os sentís, leed vuestra maravillosa Constitución:

Constitución Española de 1978
Título Preliminar
Artículo 3º
I. El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho de usarla.

Si todos sabemos leer bien, pone claramente CASTELLANO. Aprendamos a hablar pues.

En otro orden de cosas, la poca importancia que se le da a las lenguas del Estado, ha llevado a que no sólo seamos los propios habitantes del Estado los que utilizamos este término (me incluyo por solidaridad). Todos conocemos a algún extranjero, ¿no? Preguntadle cuál es la lengua que se habla en la mayor parte del estado, por favor. Sus respuestas serán:

- Spanjisht (albanés)
- Spanier (alemán)
- Španělština (checo)
- Španjolski (croata)
- Spansk (danés)
- Španielčina (eslovaco)
- Španski (esloveno)
- Hispaania (estonio)
- Espanjalainen (finlandés)
- Espagnol (francés)
- Spaans (holandés)
- Spanyol (húngaro)
- Spanyol (indonesio)
- Spanish (inglés)
- Spagnolo (italiano)
- Spāņu (letón)
- Ispanijos (lituano)
- Spanjol (maltés)
- Spansk (noruego)
- Hiszpański (polaco)
- Espanhol (portugués)
- Spaniol (rumano)
- Spanska (sueco)
- Espanyol (tagalo)
- İspanyolca (turco)

Me he saltado algunos idiomas cuyas letras son incomprensibles para mi pequeño cerebro. Ahora, veamos cuántos de estos idiomas tienen en su vocabulario una traducción de "castellano".

- Kastilianisht (albanés)
- Kastilisch (alemán)
- Castilian (checo)
- Kastiljski (croata)
- Castiliansk (danés)
- Castilian (eslovaco)
- Kastiljski (esloveno)
- Kastiilia (estonio)
- Kastilialainen (finlandés)
- Castillan (francés)
- Castiliaans (holandés)
- Kasztíliai (húngaro)
- Kastilia (indonesio)
- Castilian (inglés)
- Castigliano (italiano)
- Kastīliešu (letón)
- Kastilų (lituano)
- Kastellan (maltés)
- Castilian (noruego)
- Kastylijski (polaco)
- Castelhano (portugués)
- Castilian (rumano)
- Kastilianska (sueco)
- Castilian (tagalo)
- Castilian (tailandés)
- CAStilian (turco)
- Castilian (vietnamita)

¿Por qué no llamamos "americano" al inglés? ¿Por qué no llamamos "suízo" al alemán, o al francés, o al italiano, o al retorrománico? Porque el inglés se llama inglés, aunque se hable en América del Norte, porque el francés se llama francés aunque se hable en Suíza. ¿Por qué llamamos entonces "español" al castellano?