jueves, 19 de agosto de 2010

Apurando humedad


Hemos creado un nuevo estado de ánimo. El que fluye, el que viene, se vuelve, se queda, desaparece y vuelve a posarse. El de la felicidad con tristeza, el del sí y el no. Cuando aparece y se empañan los cristales, no tiene rendija por donde escapar. Sólo hay que airear, dejar que entre la vida, que salga, que se forme un equilibrio que podemos decir que hemos creado nosotros mismos. Entonces, poco a poco, el cristal se desempaña o se rompe; lo mejor es esperar a ver cómo reaccionan las leyes de la física.

sábado, 14 de agosto de 2010

Difusión naranja

Porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes.
Construir con palabras un puente indestructible,
pero hagamos un trato.
Hay que ingerir distancia,
he dicho "me parece",
yo no aseguro nada.

Nada ansío de nada,
mientras dura el instante de eternidad que es todo,
cuando no quiero nada.
Quizá en la muerte para siempre seremos,
cuando el polvo sea polvo,
esa indescifrable raíz,
de la cual para siempre crecerá,
ecuánime o atroz,
nuestro solitario cielo o infierno.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Parabéns


Desde el último, han pasado millones de cosas. He descubierto que soy más normal de lo que parezco, menos tonta de lo que me creen y más débil de lo que quiero aparentar. He aprendido prácticamente tres formas de hablar con diferentes personas, me he hecho pasar por canadiense (incluso ante un verdadero canadiense), he defendido mis principios territoriales en zona extraterritorial, he visto alas de aviones, he desplegado las mías propias, las he vuelto a guadar, he cambiado de opinión en treinta segundos. He perdido los nervios, pero también he aprendido a no soltarlos. He sonreido mucho, y he llorado poco, pero de verdad. He conocido a muchísima gente, y de ese "muchísima" me encuentro con una gran cantidad de personas que merecen mucho la pena. Me han dado buenas noticias. Me han recordado las malas. He aprendido a decir que no, y he desechado a gente que creía tendría para toda la vida. He subido a lo más alto, he tenido vértigo. He pintado de colores mi habitación, he tocado las cuerdas de una sóla guitarra, he dejado que vuestras caras me acompañen cada día y cada noche. He perdido un poco la vergüenza, y por el camino he perdido algo de dinero también. He degustado nuevos sabores, he recibido nuevos besos. He soñado cosas felices y he tenido muchas pesadillas (demasiadas, para mi gusto). Podría estar toda una vida diciendo todo lo que he hecho en este último año. Una de las mejores cosas ha sido poder conocerte un poco más. Una de las peores, pensar que cada 11 de agosto, y para el resto de los días, seguirá siendo el día más triste del año.