sábado, 26 de junio de 2010

Au revoir, Paris

He tenido un año para vivir en Paris. Todo un sueño. Hace exactamente 365 días era la persona más feliz del mundo (hoy también lo sigo siendo, pero esa felicidad era ignorante) porque me iba a vivir un año en la ciudad que yo creía, de mi vida. He aprendido a no quejarme en los trayectos largos, porque a veces las ciudades son grandes y los sitios están lejos. He aprendido a afinar el oído para aprender una lengua a la velocidad de la luz, aunque también he perdido parte de mi exquisito vocabulario castellano. He viajado por Europa. He conocido gente estupenda. He pasado un año chapô, pero a Paris le pongo un cero cual catedral.
Para poder hablar sobre algo en concreto, he buscado un par de argumentos a los que puedo machacar en pocas palabras. Primero, muchos de los estereotipos que se tienen de los franceses sí son ciertos. Veamos:
"Una de las críticas, especialmente arraigadas en política, pero también en cuanto a la gente del pueblo llano, es que los franceses son unos chovinistas." Esto es totalmente cierto. Todo es Francia y el resto es nada. Atrévete a mezclar vino delante de ellos. Atrévete a escribir encima de una bandera. AGH! Luego, pasa lo que pasa, que nos salimos del mundial ;)
De un blog desperdigado por el mundo internetiano, he llegado al blog de Mariana, y ella dice ( y yo contesto):

Mitos y realidades (y curiosidades) sobre Francia y los franceses

A dos semanas de haber llegado a la ciudad de las luces puedo decir que:

1. El pan y el queso son realmente baratos y deliciosos. El vino también. El pan es delicioso, el queso es delicioso, y el vino es delicioso. El pan y el vino no son excesivamente caros, pero el queso, tócate los cojones. Es barato el queso rayado de marca blanca, pero si quieres tomarte un reblochon de lo más normalico, te sale por un ojo.
2. Los franceses se bañan diario. Eso me atrevería a dudarlo. El olor corporal de los franceses no se elimina con un simple toque de colonia (que encima, presumen de ricas colonias, pero no se puede uno barnizar en fragancias si la esencia es asquerosa), además de que en mi estancia durante una quincena en una casa francesa, al tercer día me preguntaron que por qué me duchaba todos los días... ahí lo dejo.
3. Pero apestan. Nada que decir
6. los franceses no usan boina. No, no usan la "típica" boina que se compra por 3 € en el barrio latino para llevar de recuerdo, pero sí usan muchos sombreros. Nada en contra de ellos, que los tienen muy pero que muy bonitos!
7. Son mamones, pero atentos y educados. Son mamones, sí. Son atentos, no. Y educados, por obligación. No puedes empujar, y encima no ser educado. Algo que he aprendido en Paris ha sido a no apartarme cuando pasa la gente, ellos tampoco lo hacen. Te ven cara de no-parisino, pues ¡ale! la calle es mía y si no quieres chocar, te apartas. Los cojones más grandes los he visto yo en mi casa, así que si quieres, te apartas tú.
12. Es una de las ciudades más caras del mundo (por 400 euros para el alojamiento se puede conseguir un cuarto de servicio en un séptimo piso –sin elevador–, de tres por tres, con escusado en el pasillo y sin regadera… en serio, sin regadera). Doy plenamente la razón. Por un plato de paté te pueden clavar 35 €, por una cerveza 11 €, y por un piso de una habitación en el centro de París, menos de 1.500 € imposible. Luego, el supermercado es bastante normalito...

He sacado, por otro lado, algo que alguien halaga de Paris. Pues yo lo siento, pero nosotros no tenemos absolutamente nada que envidiarles.

  • París con sus monumentos famosos (la Torre Eiffel por supuesto pero también el Museo del Louvre, la Catedral Notre Dame, Montmartre, la Basílica du Sacré Coeur), constituye el tópico de Francia por excelencia. ¿Y qué? Nosotros tenemos la Puerta de Alcalá, la Sagrada Familia, la Alhambra de Granada, la mezquita de Córdoba, las burgas de Ourense, la catedral de Santiago de Compostela, el museo Guggenheim, el museo del Prado, el parque del Retiro, el Parc Guell, el acueducto de Segovia... podría estar horas y horas diciendo lo que tenemos.
  • La gastronomía (caracoles, muslos de ranas, pan, vinos, camembert, La Vache qui rit etc.). Los franceses se quedan ahí, nosotros tenemos el cocido madrileño, la paella valenciana, el pulpo a la gallega, el mejor pescado del mundo y la mejor ternera, las fabes, el marmitako, el pantumaca, la ¡oh, por dios, cómo olvidarse! tortilla de patata, el jamón ibérico, el queso manchego... y un enormísimo y largo etcétera.
  • La sofisticación, con la moda (Coco Chanel, Louis Vuitton, Yves Saint-Laurent), y festivales famosos como la ceremonia de los Césars, y el prestigioso Festival de Cannes. Vale, pero no tienen nada de diversidad. Todo es cool. Las niñas van todas con bailarinas (para eso las llaman francesitas), y en faldita y medias, los niños con sus zapatos de punta, y en camisa y pantalones de pinzas. Ya está. Acabóse. Nosotros tenemos eso, y además tenemos hippies, tenemos raperos, tenemos punkies, tenemos góticos... ¿Festivales? ¡Uoooh!
  • El romanticismo “a la francesa” visto en numerosas películas francesas o extranjeras como El Fabuloso Destino de Amélie Poulain, Sabrina, o también Un Americano en París, o por canciones populares famosas como La vie en rose interpretada por Edith Piaf, Ne me quitte pas, o Quand on a que l’amour por Jacques Brel. Eso es pura ficción. Aquí en Francia, la historia de chico mira a chica, chica mira a chico, chico se acerca a chica, chica sonríe, chicos hablan, chicos se toman un café y chicos se besan... ejem. Yo lo más cercano a una experiencia de romanticismo a la francesa ha sido un tío (en varias ocasiones) pidiéndome sexo sin compromiso en el vagón de un tren. Increíble el romanticismo. Nosotros nos lo curramos más, y no hacemos películas porque no somos unos moñas.
  • La libertad de expresión, con la Declaración de los Derechos del Humano y del Ciudadano. Testigos de esta libertad de expresión: las huelgas, las manifestaciones, la prensa, los medios de comunicación (emisiones de televisión, radio, Internet, etc.). Sí, manifestaciones he visto unas cuantas. Represaliadas por la policía, todas. Es imposible estar en una manifestación sin estar rodeado de policía, y en ocasiones, en la manifestación se ven más armarios vestidos de azul que manifestantes. En cuanto a la libertad de expresión, tampoco me atrevo a gritarlo a los cuatro vientos, pero a mí se me ha mirado igual de mal (o peor) que en Madrid por decir algo que pensaba. De hecho, me han suspendido un examen porque mi opinión difería con la de la profesora en cuestión. La teoría se la tienen más que sabida.
  • La solidaridad, con la presencia de distintas organizaciones como los Restos du coeur, Emmaüs, la Cruz Roja, Médicos del Mundo o los personajes famosos como el Abad Pierre. Asociaciones tendrán todas las que quieran, pero solidaridad no les supura por los poros. Muy pocos son solidarios, que haberlos haylos! Pero muy pocos
No es que no me guste Paris, que es una de las ciudades más bonitas del mundo. Es que los parisinos me han hecho odiarles.

jueves, 24 de junio de 2010

Tengo un regalo

La mariposa es un ser increíblemente excepcional. Aunque no lo parezca, es de lo más parecido a los seres humanos. Tiene dos naturalezas, y cuando se convierte en adulta sufre una enorme transformación. Las hay de diferentes colores, y las hay de noche y de día. Millones de cosas que tenemos en común, pero hay una diferencia que me carcome por dentro: nosotros no tenemos alas. Eso no significa que no podamos volar, pero no podemos hacerlo por naturaleza.
A lo largo de nuestras vidas aprendemos a base de golpes, de pequeños nos llenamos las rodillas de moratones y cortes, se nos abren las manos y nos sangra la cabeza. Cuando somos adolescentes los golpes son más bien, metafóricos. Y duros. Duros como los que más. A pesar de todo ello, sabemos cerrar los ojos y salir hacia el cielo, abrir los brazos y volar. El peor momento es cuando te conviertes en algo parecido a un adulto, porque piensas que eso ya no lo puedes hacer. Ya no puedes volar, ya no te dejan volar. Pues yo tengo un regalo para ti. Me he inventado algo: es como una mochila, y te lo colocas cuando quieres. Tiene un botón imaginario para encenderla, y entonces suena música, la que tú quieras, y además se abren dos alas de tela, de colores como las de las mariposas. La mochila tiene una cuerda que cuelga hacia abajo, igual que las que tienen las cometas que hacemos bailar en la playa, y está hecha de un material que no se rompe a menos de que tú quieras cortarlo. Las alas se abren cuando suena la música, y la música suena cuando tú quieres apretar ese botón. Entonces vuelas, y llegas al cielo. Desde ahí ves todo diferente, y le pegas bocados a las nubes, que saben dulces como los barbapapas.
Pero la cuerda se queda, y es larga, no importa lo que subas, la cuerda siempre se queda en el suelo, para que cuando vueles y mires hacia abajo, por muy alto que estés, sigas viendo el final de la cuerda. Entonces te das cuenta de que puedes volar, que da igual que ya no seas un niño, que puedes hacer lo que quieras, pedir lo que quieras, llegar a donde quieras, pero siempre sabiendo que tienes que acabar abajo. Porque todos deberíamos saber volar, teniendo los pies en el suelo. Por eso te la regalo, porque sé que tú no quieres, que te da miedo volar. Yo ya no la necesito, he aprendido a volar sin mi invento, a cerrar los ojos y saber que estoy donde quiero estar. Ahora hazlo tú también, y no necesita manual de instrucciones.

jueves, 3 de junio de 2010

Aprendiendo a hablar

Llevo más de cuatro años pensando en hacer un estudio sociológico sobre el caso. Más de la mitad de las personas que conozco, por no decir casi el 85% utilizan "español" para hablar del idioma en el que estoy escribiendo ahora mismo. Las traducciones a otros idiomas están incluídas en este 85%, lo que es un punto a favor de todos vosotros, los que estáis entendiendo esto. He hecho un pequeño experimento, intentando buscar la existencia de algún diccionario "Castellano-Inglés", "Castellano-Francés", "Castellano-Ruso" sin encontrar nada. Sí he encontrado, al contrario, algún diccionario "Castellano-Alemán" y uno de "Chino-Español (castellano)". A algunos les sonará redundante. No lo es. Es una aclaración.
Me he encontrado con muchos "españolitos" que utilizan "español" para hablar del idioma que ahora mismo estoy utilizando, pero ninguno ha sabido darme una explicación de por qué utilizan el término "español" en lugar de "castellano". Tan "españoles" que os sentís, leed vuestra maravillosa Constitución:

Constitución Española de 1978
Título Preliminar
Artículo 3º
I. El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho de usarla.

Si todos sabemos leer bien, pone claramente CASTELLANO. Aprendamos a hablar pues.

En otro orden de cosas, la poca importancia que se le da a las lenguas del Estado, ha llevado a que no sólo seamos los propios habitantes del Estado los que utilizamos este término (me incluyo por solidaridad). Todos conocemos a algún extranjero, ¿no? Preguntadle cuál es la lengua que se habla en la mayor parte del estado, por favor. Sus respuestas serán:

- Spanjisht (albanés)
- Spanier (alemán)
- Španělština (checo)
- Španjolski (croata)
- Spansk (danés)
- Španielčina (eslovaco)
- Španski (esloveno)
- Hispaania (estonio)
- Espanjalainen (finlandés)
- Espagnol (francés)
- Spaans (holandés)
- Spanyol (húngaro)
- Spanyol (indonesio)
- Spanish (inglés)
- Spagnolo (italiano)
- Spāņu (letón)
- Ispanijos (lituano)
- Spanjol (maltés)
- Spansk (noruego)
- Hiszpański (polaco)
- Espanhol (portugués)
- Spaniol (rumano)
- Spanska (sueco)
- Espanyol (tagalo)
- İspanyolca (turco)

Me he saltado algunos idiomas cuyas letras son incomprensibles para mi pequeño cerebro. Ahora, veamos cuántos de estos idiomas tienen en su vocabulario una traducción de "castellano".

- Kastilianisht (albanés)
- Kastilisch (alemán)
- Castilian (checo)
- Kastiljski (croata)
- Castiliansk (danés)
- Castilian (eslovaco)
- Kastiljski (esloveno)
- Kastiilia (estonio)
- Kastilialainen (finlandés)
- Castillan (francés)
- Castiliaans (holandés)
- Kasztíliai (húngaro)
- Kastilia (indonesio)
- Castilian (inglés)
- Castigliano (italiano)
- Kastīliešu (letón)
- Kastilų (lituano)
- Kastellan (maltés)
- Castilian (noruego)
- Kastylijski (polaco)
- Castelhano (portugués)
- Castilian (rumano)
- Kastilianska (sueco)
- Castilian (tagalo)
- Castilian (tailandés)
- CAStilian (turco)
- Castilian (vietnamita)

¿Por qué no llamamos "americano" al inglés? ¿Por qué no llamamos "suízo" al alemán, o al francés, o al italiano, o al retorrománico? Porque el inglés se llama inglés, aunque se hable en América del Norte, porque el francés se llama francés aunque se hable en Suíza. ¿Por qué llamamos entonces "español" al castellano?